Otto Mejía Burgos
RESUMEN:
Durante los años de 1934 y 1935 la posible llegada de Krishnamurti a El Salvador y Centroamérica despertó muchas expectativas al interior de la comunidad teosófica de la región, pero también entre el público en general. Podría decirse que la polémica que despertaba tan carismática figura se debía a una época donde la ciencia estaba cerrando todos los espacios al dogma religioso y, por tanto, el mayor acto de rebeldía era proclamar la venida de un nuevo mesías que resolvería todos los problemas del mundo terrenal. Desde este ángulo, este artículo desarrolla parte de la actividad organizativa y de promoción aparecida en los distintos periódicos salvadoreños en vista de la expedición de tan relevante prominencia y además muestra cómo se construyó una red de intelectuales en torno a estos imaginarios.